Historia

Historia
En la falda de la vertiente segoviana de la Sierra de Guadarrama se halla Ortigosa del Monte. Esta población en 1247 se llamaba Ortigosiella, en diminutivo pues sería una pequeña aldea. En el siglo XVI ya contaba con su actual nombre. Debió ser repoblado por riojanos procedentes de Ortigosa de Cameros (La Rioja), comarca de la que procedían muchos repobladores que se establecieron en la zona sur de Segovia.
 
Es conocida a nivel nacional por un manantial de agua mineral, Bezoya, adquirido en 1974 por un emprendedor segoviano, Tomás Pascual, que con el paso de los años creó un gran grupo empresarial, Pascual, en el que este agua sigue siendo uno de sus principales estandartes. Enclavada pues, en un entorno privilegiado.
 
Ortigosa del Monte es un pueblo serrano que en los últimos años ha sufrido un profundo proceso de transformación, motivado por su ubicación entre Segovia y Madrid, que ha propiciado un aumento de la construcción y de las familias residentes. Resulta llamativo que la escuela pública, que hace una década estuvo a punto de cerrarse, haya tenido que ser ampliada en los últimos años. 
 
Y es que Ortigosa del Monte ha duplicado su población en menos de diez años, convirtiéndose en un pueblo dormitorio capaz de acoger a numerosos matrimonios jóvenes que trabajan durante el día en las cercanas capitales de provincia y que regresan a la caída de la tarde al pueblo.
 
El aumento de vecinos ha revitalizado la vida en el pueblo, habiéndose acometido en poco tiempo múltiples iniciativas, como las construcciones o remodelaciones de la escuela, centro cultural, estación de ferrocarril o cementerio. Además, nuevas empresas se han fijado en Ortigosa, construyendo nuevos servicios, como es el caso de la residencia de ancianos. 
 
La renovación del pueblo no significa que haya perdido sus viejas costumbres, como demuestra el hecho de que el Ayuntamiento siga pagando a la parroquia de El Espinar el llamado "censo Montaraz", establecido por una mujer espinariega que donó en el siglo XVI una extensa finca en el paraje "El Berrocal" a Ortigosa, con la condición de que el municipio abonara todos los años una cantidad, en cereales, a beneficio de las viudas de El Espinar. 
 
El Berrocal es uno de los parajes más bellos del término municipal, y se caracteriza por la presencia de numerosos bolos de granito. En este lugar, que tiene un aprovechamiento principalmente ganadero, el visitante puede encontrar, además de extraordinarias vistas, numerosas especies vegetales como el roble, el fresco o la encina.
 
La iglesia de Ortigosa del Monte, dedicada a San Julián, conserva algún resto de época románica, aunque fue el siglo XVI el que dejó mayor huella en el edificio. En cuanto a arquitectura civil, destaca la Casa del Esquileo. Los vecinos celebran San Julián, en el mes de enero, y veneran a la Virgen a mediados de agosto.